lunes, 30 de noviembre de 2009

el contexto del día.

Ayer… ayer habría sido capaz de definir cansancio en su extremo físico, y podría haber dado una cátedra sobre la ansiedad de un grito al vacío.
Ayer descubrí que Cenicienta es la autobiografía de alguien que entendió que su situación no era excepcional, y que otros también se sentirían representados por la miseria de una escena donde no hay nada más que un trapo, un balde, tus lágrimas y mierda de perro.
Y después de esto tengo algo impactante que confesarles. Ayer…
Fue un mal día.
Un día de 48 horas, donde mi nutrición personal estuvo dada por una asombrosamente prolongada convivencia con mi genial juguete tecnológico, de última generación, que me conecta con el mundo en su elaboración, que teóricamente tenía que mejorar mi vida gracias a su muy nuevo sistema de soporte, que -déjenme decírselos- es realmente sorprendente. Tiene unos colores combinados de manera casi emotiva, que sumados al hecho de que el sistema no es compatible con ningún programa funcional que yo uso, casi siempre logran hacerme llorar.

1 comentario:

  1. lo bueno que fue ayer por mas que dure 48 hs.
    decir ayer es decir ayer.

    y si..

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