miércoles, 25 de agosto de 2010

intento de desalojo

Fuera de mi casa, de mis ventanas siempre llenas de pasteles recién horneados, de los helechos de la entrada y de sus goteras ocasionales -sólo cuando llueve-, de la enredadera de su cabeza, de la puerta siempre abierta. Me estoy deshaciendo de los castillos en el aire, me vuelvo más huraña; bombitas de 25 watts zumban en mi cabeza dando un aire amarillento, el mismo empapelado, cortinas de terciopelo negro centinelas del sol atajan toda posibilidad de que éste se cuele en mi vida. No más alfombrita de welcome: welcome a retirarte.
Estoy replegando soldados que se refugian en mi casa: no más copias de llaves debajo de la maceta.
"Vos sabés cómo somos... nunca esperes que nos vayamos". Pero uno nunca sabe.
Líneas de peones; mi jardín: un ajedrez de defensa. Estrategias de pulseada, heladera vacía. Moscas hastiadas sobre la copa y las migas del plato que yace en la mesa. Fui abogada, defensora, psicóloga, jueza : fueron cartas documento, hipotéticas justificaciones, intentos truncos de comprendimiento y la verdad se me desnuda en cara. No hay una sola carta que pueda jugar a favor.
¿Qué me vas a venir a decir? No me pidas que apueste a un no sé qué donde siempre termino perdiendo hasta los zapatos. No te queda una excusa, una sola que pueda justificar todos tus actos. No me quedan más herramientas para entrar a la burbuja, al laberinto de donde siempre salgo con un rasguño. Es un constante goteo de sabor agridulce (que se fue poniendo más amargo) la casita de tejas se resquebraja desde sus cimientos y me duele el cuerpo de sostenerla.
¿Sabés? Siempre esperé un sol que venga desde el frente, pero el sol siempre está ausente. ¿Cuidarías al vegetal que crece dentro de mí, así como yo riego el tuyo?


...



¡HARTA!