lunes, 8 de febrero de 2010

popárticamente.

En esta larga noche hay demasiado violín que me estalla los tímpanos.
En esta larga noche, demasiados medicamentos que tomar para la resaca que me generás con tan sólo pensar, pensarte; en el "te" está la cuestión.
En esta noche de hedor y moscas verdes que rovolotean alrededor del vaso que siempre está llenándose de secretos, de gritos, de líquidos amarillentos a punto de rebalsar.
Esta noche de témpanos en las pieles, donde el sueño vence a la carne y así se acunan. El sueño debe vencer a la carne y quedar tiernamente dormidos con un ojo abierto, siempre pensando.
¿Qué me pasa? No sé, decímelo vos. ¿No sabés? Bueno, yo tampoco. No puedo conmigo hoy y mucho menos voy a poder con vos.
Tan pendiente tu ojo de águila de la lejanía de las cosas que están por venir (mirá que las salvaciones no vienen de arriba). No hay lluvias de felicidad que te inunden y te acomoden el mundo; "te" para vos. Yo hace tiempo que no creo en los héroes -nunca me salvaron de nada-. Y nadie te va a salvar a vos de tu locura y de la locura de los demás.
En búsqueda continua, recolectás semillas que nunca cultivás. Yo, que sería un helecho, una enredadera, crezco porque me nutro de vos para seguir. Porque las enredaderas nunca esperan ser regadas.
En búsquedas fatales, siempre buscando en círculos que me dan temor y, para ser sincera, amenazan mi fértil terreno de planta rastrera. Yo, que conseguí los méritos de un nombre azaroso y de rima familiar (que la ironía no derrita las letras, por favor); yo, que conseguí el mérito de ser un espejismo que a simple vista te parecería que es (uy, a ver si me la confundo), un poco más cerca, no. "No" no era. Soy la "me pareció, no, no era al final" (el "nada que ver" lo agrego yo, hijos de puta)

Me cansé de pensar mal de mí. Pongamos "modo superación" (ahí va):
Si no podés ver la locura que hay en mí es porque no sabés prender la mecha.
Desvocarme, montarme arriba del caballo, enrularme, drogarme y volverme a revivir, deprimirme popárticamente, hacerme reír y temer hasta perder el límite. Que me necesites mucho y de manera apremiante, que te haga brillar, dedircarme a ser tu rubí rojo furioso que nunca se decolora. Tu muñeca intelectual, tu geisha que demanda; no sabés prenderme la mecha.

2 comentarios:

  1. yo escribía parecido a vos, cuando me ponía las piletas y no usaba el teclado nada más cuando estaba enojada.
    sólo que a vos te sale lindo, loca!
    y éste año esssplota puan, revolucionamo el patiecito, seremos sensaciónn
    (bue, hablaba de puán como si fuera "bariló", toda la madurez)

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  2. a veces pasa.
    y sí.
    hay que bancarsela. pero como cuesta!

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