viernes, 2 de octubre de 2009

anestesiame.

La seducción comparte su origen con el arte y el juego; nacen como un acto simbólico y ritual y, posteriormente, pierden su cualidad única y su valor.
Definimos seducción como un juego de apariencia y encantos “que extrae significado y lo merma de su verdad” a diferencia de la interpretación, que busca profundizar y descubrir una verdad oculta.
Consideremos la revolución industrial como un punto de inflexión en la evolución de la seducción, donde lo que realmente gana importancia es la producción que se expresa en una mecanización, una búsqueda de la funcionalidad (cambio de paradigma, ya no es él ¿Por qué? sino el ¿Cómo? y ¿Cuántos?); una monstruosidad productiva y una sobrecarga de estímulos, que viene a eclipsar a la seducción (incluso desde su raíz latina 'seducere' significa apartarse del camino, ocultarse; y 'producere' hacer visible). La producción lo construye todo a plena vista, volviendo lo ‘real’ en algo obsceno y obvio que carece de significado. Como ejemplo claro tenemos la pornografía: sexo como función, seducción como añadido (siendo que en su origen la situación era inversa).
La seducción ha sido reducida a una estrategia, una herramienta de publicidad, que se incorpora a la lluvia de estímulos generando una lubricación social. Es parte de un negocio que busca manipularnos. Reflejo de esto es lo que sucede en las Vegas, la ciudad de las luces brillantes, los cócteles exóticos y el bombardeo sensitivo, un lugar de encuentros banales entre forma y forma, un caleidoscopio visual y auditivo que termina por desensibilizar el sistema nervioso, dejándonos en un estado de fascinación, inertes e incapaces de distinguir una cosa de la otra… anestesiados.

1 comentario:

  1. Esta definitivamente fue mi preferida :)
    Segui asi que cuando te des cuenta lo superas a Jorge Luis :P

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